Redes sociales

jueves, 19 de febrero de 2009

Siete años en la China, diario de un profesor (relatos), por Carlos Garelli, nueva Edición Encendida


30/5/2001: Esquizofrenia playera

Meng Jin, uno de mis ex-alumnos que ahora trabaja en Xiamen, me invita a ir a un balneario nuevo.
Para mi grata sorpresa, me encuentro con arena limpia y aguas cristalinas, y
como el sector es muy amplio y extenso, no está tan lleno de bañistas.
—En poco tiempo,esto también va a estar sucio y contaminado —predice Meng Jin—. Es una lástima, porque mucha gente no piensa en el futuro; sólo se interesa en pasar bien el momento. Y si trae algo para comer a la playa, no le importa tirar las bolsas o los restos de la comida en cualquier lado.
Seguimos hablando acerca del tema, de la necesidad de que existan campañas de concientización, y de que en la escuela los niños reciban información sobre estas cuestiones.
Después de un rato, decidimos que ya es hora de irnos. Recogemos nuestras cosas y justo antes de empezar a caminar hacia la salida, veo que Meng Jin termina de tomar su gaseosa y entonces revolea su botella de plástico hacia el mar.Lo veo y no lo creo. Él sigue de lo más normal, aparentemente sin notar mi estupefacción.


28/5/2001: Para combatir el calor

La última moda es tomar jugos o tés helados en unos vasos grandes de plástico que venden en el centro y en la playa.
Adentro del vaso ponen lo que ellos llaman perlitas —unas pelotitas oscuras hechas, según me parece, de arroz, azúcar y no sé qué otro ingrediente—
La combinación de las perlitas y la bebida bien fría es muy bien acogida. Y se bebe con unas cañitas gruesas (para que puedan pasar las perlitas)
Otra particularidad del verano es que la gente pone sobre los colchones una especie de entablillado con maderitas de bambú. No es cómodo; sí refrescante.
Nada de contacto con sábanas.


9/7/2002: Adicción

Había pensado agregar más detalles, pero...
Estas últimas semanas han sido agotadoras, con exámenes,reuniones einformes de todo tipo para la universidad y para la fundación. Igualmente, no he dejado de pensar en lo que
significó mi encuentro con lo tibetano al natural. Tanto es así que,
aprovechando las vacaciones de verano, mañana salgo de viaje ¡Otra vez a territorio tibetano! Tengo la idea de explorar las praderas tibetanas en su mejor época, que es el
verano. Me esperan baños precarios y pobreza. Andaré sin bañarme ni lavarme
la cabeza, barbudo, con las uñas negras, acaso con la camisa descosida. Y sin embargo, seré feliz. Cuesta explicar exactamente por qué. Creo que es la composición de elementos: las
montañas, el cielo azul, el barro, los yaks,los riachuelos, los monasterios y pagodas, las ovejas, la manteca de yak, las casas, siempre abiertas, lascarpas nómadas… Y los tibetanos y tibetanas:su simpleza, las risas generosas y contagiosas, las miradas, intensas y profundas, la picardía, la hosquedad, el candor. Irresistible.


29/10/2002: Alumnos poetas

Sos té chino....
Soy leche de yak....
Tu voz, dulce como el azúcar....
Mis palabras, deliciosas como el tsampa.....

(Ngawang)....

***
Cuando llega la noche
sabiamente
enciende su llama
erguida en mi mesa
como un soldado en batalla
Valiente,
convencida, callada
Brilla
en la oscuridad

(Tenzin)

***

No pude dormir anoche
en el hielo de la cama
la almohada era una piedra contra mi cabeza
lo intenté, pero fue tan difícil
como subir una montaña de nieve

(Samdup)


22/7/2003: Aventuras en la montaña

Planeamos visitaruna escuela ubicada en la cima de una montaña.
Emprendemos la marcha sobre camino de cornisa, de tierra, por supuesto,
y peligrosamente angosto. Nadie me había prevenido. Mantengo los dedos cruzados y
no miro hacia el precipicio. Lamentablemente,el camino va de mal en peor. El taxi avanza a los tumbos. Cada tanto se queda enterrado en un pozo y tenemos que bajarnos a empujar.
La mayor parte de la población del condado vive en aldeas pequeñas en las laderas de las montañas. Las casas no disponen de agua corriente, ni de baños, y el servicio eléctrico es irregular. Eso sí: aquí también hay cocinas solares por doquier. ¡Buen trabajo, Sr. Zhu!
De golpe, nubes negras amenazadoras. Truenos. Falta como media hora para llegar a Wushi. ¿Qué hacemos?
—Si llueve fuerte, puede haber avalancha de piedras —acota el chofer.....—Despreocúpense, ésas no son nubes de lluvia —nos asegura uno de los aldeanos. Sigamos, entonces.
Cinco minutos después ¡diluvio! ¿Quién nos manda a hacerle caso al improvisado pronóstico del tiempo? El taxi continúa, lentamente, con precaución. No hay donde resguardarse. De pronto divisamos una escuelita perdida en medio de tanta roca. ¿Será la que buscamos? Debido a la lluvia no se consigue ver bien.
Nos aproximamos. No hay carteles. El taxista toca bocina. Nada. Entramos con auto y todo por el portón. Hay algo escrito en rojo

—¿Qué dice? —le pregunto a Xiao Wang

—Nada útil. Es un mensaje para los estudiantes.
Que sean valientes y luchen por la Patria.




Siete años en la China, diario de un profesor, transcurre en las antípodas del país natal de Carlos Garelli, y del punto de vista al que estamos acostumbrados a conocer, aquel turístico y superficial. Debido (y gracias) a su trabajo de profesor de inglés, viaja desde Quanzhou hasta casi Siberia, pasando por el Tibet y otros puntos tan disímiles de la China, viviendo en la montaña y la ciudad, en zonas económicamente pobres y culturalmente ricas y viceversa, como él mismo dice. Recorriendo el desierto, la playa y el campo, intercambia culturas y logra, mediante su sensibilidad y su manera de narrar, captar los detalles y transmitirlos resultando sumamente interesante y entretenido, con el afecto (en el sentido cariñoso y en el sentido de compromiso también) presente en todo momento: “Escriba lo que escriba, sólo podré reflejar una mínima parte de lo que siento. El resto queda —y quedará— en mi corazón para siempre”. Con la certera frase “La inexperiencia hace valientes a los jóvenes” comienza el diario, pero aquí se demuestra que, en algunos casos, los sucesos vividos fortalecen el carácter.

Alelí Manrique


-->
Carlos Garelli nació en San Martín, Mendoza en 1967. Es profesor de inglés, licenciado en Ciencias de la Comunicación y tiene una maestría en Lingüística Aplicada. Desde 1989 se ha desempeñado como docente de lengua extranjera en Argentina, República Checa y China. Sieteaños en la China es su primer libro publicado.
CONTACTO:

cwgarelli@yahoo.com.hk



NOTA A CARLOS GARELLI:

www.losandes.com.ar/notas/2009/3/26/departamentales-415163.asp
COMENTARIOS
Lo disfruté muchísimo.
Desde que empecé a leerlo quedó en mi mente, con ese murmullo: “quiero seguir leyendo, quiero seguir leyendo...” Realmente te dan ganas de más.
Debería haber hecho con tu libro lo que estoy haciendo con “Mucho fantasmo” (que lo rayoneo todo y -de paso- ¡¡¡me está encantando!!). Ahora abro tu libro para hacerte comentarios y veo más o menos lo que veías vos: unos cuantos pares de ojos rasgados iguales mirándote... Lamento no haber hecho ese rayoneo, para comentarte parte por parte. Pero creo que esa es la idea también, de una digestión muy suave, una asimilación sin sobresaltos a resaltar.
Es muy interesante cómo está estructurado: los títulos, a veces algún subtítulo de cada día, la redacción, la separación en capítulos, la síntesis cronológica que hiciste. lo que omitiste y cómo creaste el puente en el relato.
Me encantaron:
-los diarios de los estudiantes !!!
-los proverbios, algunos proverbiales...
-la gran serie de sucesos y episodios y vivencias. A veces, las esperaba de una vez: ¡¡¡el hotel del que se ponían a mirarte desde la vereda!!!
-la sorpresa por conocerte más, Lenin en acción... Mucha acción. Mucho desafío. Mucha intrepidez.
Pero..., claro que venía un pero..., debo sincerar mi sensación de querer más. Yo esperaba las respuestas que vos mismo formulás en la página 148. De verdad, tengo necesidad de leer eso...
Y ... ya sabes ... no podía faltar mi discrepancia en relación al punto de vista político-ideológico. Con las críticas pertinentes a lo que vivenciaste (que comparto, aunque también a veces tienen que ver con agentes individuales –accionar de x médico, de x enfermera, etc.), creo que tu vivencia fue posible, precisamente, gracias a ese régimen...

Fabiana
* * *

Terminé de leer tu libro. Me pareció maravilloso... una cultura tan distinta pero en el fondo somos parecidos, creo. Me gustó especialmente la parte del Tíbet, sus habitantes y el ritual con los muertos, que parece primitivo pero es super elevado.
Bueno, te felicito otra vez por el libro ¡¡y espero que escribas otro pronto!!

Matias
* * *

No podía parar de leer el libro - ¡es BUENÍSIMO! Como profesora de español, te digo que está muy bien escrito por donde lo mires.
Te juro que me hiciste reír en voz alta, y también derramar algunas lagrimitas.
Me pareció tan bueno lo "poquito" y lo discreto de la historia de amor- pero que lo pusiste- ¡qué bien! Cuando se casa la chica de rojo con quien no ama, no pude evitar pensar en algún paralelo.
Me emocionaron muchísimo las cartas de los alumnos y sus poemas, y el nombre que te pusieron los alumnos tibetanos,
Me pareció genial cómo primero describís la escena del maltrato a los tibetanos para, recién después, explicar quién banca tu programa y por qué, no se si lo hiciste a propósito, pero es un recurso literario excelente, porque no estas metiéndole al lector una idiología, sino que logras que sienta empatía primero- por supuesto, ni hablar de la tristeza del chico que se muere, tal vez un poco "apaciguada" porque el abuelo pensara que ya se había muerto. Cómo contás lo del respirador que se apaga es correcto, justo, sin sentimentalismo y realista a más no poder, y lográs transmitírselo al lector sin que hagan falta mas palabras subjetivas de tu parte; no las ponés porque estarían de más, y porque el lector tiene que poner sus propios sentimientos. Es muy periodístico y humano al mismo tiempo.

Irene
* * *

Estimado Carlos,

La dedicatoria que me escribiste reza:
"Para Paula, con el deseo de que pueda ella también llevar a cabo sus propios viajes a este fascinante país milenario"; pues bien, tu deseo se cumplió en cuanto me hundí en las páginas de tu libro. He tenido una aventura mágica a tu lado, he compartido tus desventuras y alegrías con una nitidez e intensidad tales, que me han quedado los pies cansados (y embarrados de arena roja!!!) de atravesar montañas, ríos, prejuicios, amabilidad, festividades y discriminaciones, yendo de escuela en escuela, de campus en campus...
Gracias, Garelli laoshi, profesor y amigo, Walter, Dawa Phunktsok, Xiang Liening, por permitirme hacer este viaje; porque sin la valentía que significa compartir con desconocidos tu vida, tu intimidad, yo no habría podido caminar lo que caminé ni vivir lo que viví a través de tus ojos, en la China...

Paula
* * *

LAS EDICIONES ENCENDIDAS SE PUEDEN CONSEGUIR:

Haciendo su pedido a ediciones_encendidas@yahoo.com.ar

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno el libro!