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miércoles, 26 de mayo de 2010

MARIANELA SE OLVIDA, texto del próximo libro de Luis Fiore, por E.E.

Marianela está yendo de vacaciones a la playa.
Una vez allí decidió ir a caminar y mirar a la izquierda. Desde ese momento Marianela no entiende de qué lado está, ¿de éste o de aquel? se pregunta. No comprende si es una anécdota o una reversiva oblicua de esas que la vida le vino dando por años. Recuerda cuando estaba en su puerta, esos tiempos eran ímpanos porque solo el salmón le gustaba y no podía dejar de comerlo sino hasta que el deleite por los camarones le tomó por sorpresa. Se apetecía con gusto y a diario con su gran feta de salmón ahumado del sureste de Asia, sólo éste le gustaba y sólo los camarones la sacaron del continente. Claramente ve unas nuevas imágenes que hasta hace poco no veía al tomar su sopa habitual. Es que para ella el deleite es tal, que al tomar su sopa a base de agua de mar con juncos del río torrontés, apenas puede mantenerse aislada de los sabores en su lengua, y mientras traga el rico caldo, no piensa más que en la arena suave y eterna, piensa en esa arena sobre la cual parada estaba ayer sin poder comprender de qué lado estaba. Inspirada en los aliados astros, visualiza la orientación manifestante que le reprende de a momentos con un cambio de línea, así, lo que esta registrando en su diario anotador cambia de orden sin que pueda controlarlo. De repente, cambia de línea y sigue escribiendo un poco más arriba, por ello, sus palabras y oraciones carecen de sentido al ser leídas por el ojo ajeno. Nadie sino ella puede descifrar de que se tratan esas intrincadas líneas entrelazadas por esa tinta alejadas del significado universal.
¡Se jacta Marianela!, se jacta de su particularidad y se retrata a ella misma, se mira y admira rotundamente en su espejo verde y se pinta roja envuelta en la amada bandera de Canadá, llenándose de acentos y labradores políticos, se pinta y se revuelca en su colchón de hojas de almendro y semillas de lino, mientras se pinta los labios con rubor y los párpados con labial y talla sus uñas en forma de pino de navidad, porque no para ni un minuto de pensar en ellas y en los adornos del pino de navidad, esos que llenos de brillantina dorada, plateada y blanca le recuerdan a ese particular olor, en aquella caja guardada todo el año en un mismo lugar, en aquel armario en que cada verano o invierno, se llenaba de esperanza. Marianela se está yendo mañana, encantada con la playa, ya regresa a la ciudad, que si bien la siente placentera, tampoco le deja saber bien de qué lado está.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me super encanta! Es un texto más que tridimensional!